Acta No. 1 (13 de mayo de 2010).
El día 13 de mayo del año 2010 tuvo lugar la primera reunión del colectivo María Cano en un salón del edificio del Cinep. La reunión fue convocada para la cinco de la tarde, pero empezó media hora más tarde. Inició con una presentación preliminar a cargo de Juan Carlos Celis, Mauricio Archila y con una intervención de Miguel Ángel Urrego. Los dos primero hablaron de las motivaciones que llevaron a la iniciativa de fundar el colectivo, mientras el tercero hizo una presentación de las actividades que viene desempeñando la red latinoamericana de estudios de las izquierdas, y la manera en que ésta podría trabajar en asocio con el colectivo. Acto seguido fue nombrado un presidente y un secretario ad hoc, como presidente encargado se designó a Mauricio Archila y como secretario a Alexander Pereira. De ese modo se dio inicio formal a la reunión del día.
Enseguida se pasó una hoja para que todos los asistentes pusieran su firma con sus respectivos datos (la hoja viene anexa a este documento). Paralelamente, inició una cuidadosa lectura de las normas que contiene los estatutos que debe regir al colectivo, del cual se contaba ya con un borrador preliminar. Este borrador se puso en discusión, siendo que todos los asistentes pudieron dar sus apreciasiones sobre el mismo. Sobre algunas normas fueron señalados algunos puntos a favor y otros en contra, lo cual llevó a que se hicieran cambios en la forma y el contenido de varios apartados del texto. Luego de cuarenta minutos de deliberaciones, los estatutos fueron aprobados por unanimidad de los asistentes (el texto del borrador inicial y el nuevo vienen adjuntos a la presente acta).
Uno de los puntos que más se discutió fue el relacionado con la conformación del colectivo, es decir, sobre sus funciones, el número de sus integrantes y el de su junta directiva. También se debatió sobre el tiempo de duración del presidente. Se llegó al conceso de que la junta debía estar integrada por cinco miembros, de los que dos estarían en calidad de suplentes. Sobre el tiempo de duración del presidente se acordó que fuese de dos años, luego de una votación en la que siete de los asistentes votaron porque fuera de tres años, mientras los otro trece votaron por la opción de los dos años. Inicialmente se dijo que el colectivo debía estar integrado por 21 personas, luego se acordó que el número de integrantes fuera ilimitado, con la salvedad de que debían haber socios plenos. Igualmente se propuso que debía haber una cuota para mujeres, sin embargo, llegó a decidirse que no podía forzarse la cuota de ningún grupo en especial, porque en ese caso tendrían que especificarse cuotas para otros grupos con identidades diversas.
A continuación, luego de contarse con un mayor número de asistentes, cada quien hizo su propia presentación personal. Acto seguido, entre todos los presentes se deciden los nombres de los integrantes de la junta directiva, que quedó conformada por las siguientes personas: Fernanda Espinosa, Mauricio Archila, Luz Ángela Núñez, Diego Paredes, Miguel Eduardo Cárdenas, Juan Carlos Celis y Marta Gutiérrez. Además se acuerda que dichos miembros establezcan entre ellos qué función debe corresponderle en la junta, no sin que firmen un documento en el que se comprometen a aceptar la función que se les haya asignado. Igualmente, se propone la figura de un revisor fiscal, que es aceptado por los asistentes. También se acuerda que el colectivo debe tener la obligación de contar con un balance de cuentas, ya que la idea es que el colectivo cuente con por lo menos un millón de pesos al año. Esta iniciativa es acogida por los asistentes.
Posteriormente se lanzan algunas propuestas, tales como hacer un primer sondeo nacional sobre la existencia de archivos o centros documentales relacionados con sectores populares o subalternos, con las izquierdas y movimientos sociales, entre otros; todo con el objetivo de realizar una especie de catalogo que enriquezca el archivo con el que debe contar en un futuro próximo el colectivo. Igualmente, se propone que el colectivo debería iniciar sus actividades con una serie de talleres de discusión sobre temas relacionados con la memoria, las izquierdas y los movimientos sociales en Colombia. Otra idea que se surge es que debe asegurarse la vinculación de otros integrantes en distintas lugares o regiones del país, a fin de que el colectivo no termine limitado a Bogotá. Para lo anterior se reafirma la idea de los talleres, en los que se puedan invitar a personas de otros lugares a Bogotá, o en los que puedan trasladarse miembros del colectivo a otras regiones para llevarlos a cabo. En ese sentido se plantea la necesidad de iniciar labores de difusión y publicitación del colectivo, con el fin de darlo a conocer y convocar a otros sectores.
Para llevar a cabo las anteriores actividades u otras que puedan surgir por el camino, se propone participar en las convocatorias anuales que hace el Ministerio de Cultura para cuestiones de financiación de archivos. Algunos de los asistentes dicen acogerse a los criterios del anarquismo autogestionario. Para fines de financiación, también se propone dirigirse a instituciones, organizaciones o sindicatos populares o de trabajadores, ya que ellos podrían colaborar en distintos aspectos y vincularse a las actividades del colectivo. En esa dirección propone la elaboración de un listado de posibles organizaciones que podrían colaborar. En términos concretos se llega al acuerdo que los integrantes del colectivo de donar una cuota para ir sosteniendo las actividades que vayan surgiendo. La cuota se establece por un monto inicial de 20 mil pesos, Se establece que los miembros den una cuota inicial de 20 mil pesos. Ese día entregaron su cuota las siguientes: María Teresa Cifuentes, Juan Carlos Celis Ricardo Sánchez, Mauricio Archila, Alfonso Ramos, José María Rojas, María Tila Uribe. El dinero recogido fue guardado por uno de los miembros de la junta directiva, Juan Carlos Celis. Con lo anterior se dio por finalizada la reunión, luego los miembros la junta directiva sostuvieron una pequeña conversación.